Sentados en un sofá lo dos, en la mesita delante de ellos había un par de jeringuillas usadas, una cuchara quemada, un par de gomas y un mechero. Con la mirada perdida al frente ambos conversaban.
- Menos mal que me has ayudado, con el repeluco que me da eso no soy capaz de mirar.
- No pasa nada, además siempre tengo jeringuillas para no tener que compartir.
- Claro, eso no es higiénico tío.
- Esto te deja flojo del todo ¿eh?
- Ya te digo colega, se me han quitado los problemas de la cabeza.
- Eso digo yo ¿Qué problemas tienes?
- Ahora que ya no me acordaba tío…
- Bueno, si no es mucho preguntar…
- No, no pasa nada, te lo cuento.
- Pues cuenta, cuenta.
- Resulta que la que era mi novia desde hace siete años y con la que llevaba viviendo desde hace 3 me dejó hace poco.
- Joder, yo pensaba que eras…
- Y en navidades nada menos. (interrumpió Roberto)
- Para celebrarlo supongo.
- Ese es el chiste que hago yo siempre. Total, que desde entonces he tenido altibajos con las mujeres.
- Pues ha sido hace poco, no has perdido el tiempo entonces.
- No, la verdad es que no, era la única forma que tenía de sentirme bien.
- ¿Y por eso estás en decadencia?
- Por eso y porque empecé a tomar drogas a partir de ahí.
- Otra forma de sentirte bien.
- Si, supongo… al principio fue incitado por miedo a no rendir con ellas, pero ya es por hacerme sentir bien y evadirme de la realidad.
- Como hoy.
- Exacto, como hoy. Además llevo un par de semanas que no quedo con ninguna mujer y eso no me sienta bien.
- Todos necesitamos cariño.
- Cierto, y cuando me falta mucho la verdad es que me da igual de quien venga.
- ¿Seguro? (preguntó mirándolo de frente a los ojos)
- Pues entonces… (susurró acercándose y besándolo suavemente en los labios)
- Vaya… (dijo Roberto con gesto fruncido)
- Lo siento, no sabía si…
- Estoy drogado pero no idiota. (interrumpió Roberto)
- Has mencionado las mujeres y eso pero no sabía si…
- ¿Te crees que no sabía lo que querías por muy borracho que estuviera?
- ¿De verdad?
- Desde que apareciste me quedó más o menos claro.
- ¿Entonces no te ha molestado?
- No
David volvió a acercarse y besarlo suavemente, a lo que esta vez respondió Roberto continuando el beso. Comenzaron a acariciarse y besarse con un poco mas de pasión mientras se quitaban la ropa en el sofá; situación que terminó, evidentemente, con sexo en la cama.
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