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23/02/11 02:05

Sentados en un sofá lo dos, en la mesita delante de ellos había un par de jeringuillas usadas, una cuchara quemada, un par de gomas y un mechero. Con la mirada perdida  al frente ambos conversaban.
-          Menos mal que me has ayudado, con el repeluco que me da eso no soy capaz de mirar.
-          No pasa nada, además siempre tengo jeringuillas para no tener que compartir.
-          Claro, eso no es higiénico tío.
-          Esto te deja flojo del todo ¿eh?
-          Ya te digo colega, se me han quitado los problemas de la cabeza.
-          Eso digo yo ¿Qué problemas tienes?
-          Ahora que ya no me acordaba tío…
-          Bueno, si no es mucho preguntar…
-          No, no pasa nada, te lo cuento.
-          Pues cuenta, cuenta.
-          Resulta que la que era mi novia desde hace siete años y con la que llevaba viviendo desde hace 3 me dejó hace poco.
-          Joder, yo pensaba que eras…
-          Y en navidades nada menos. (interrumpió Roberto)
-          Para celebrarlo supongo.
-          Ese es el chiste que hago yo siempre. Total, que desde entonces he tenido altibajos con las mujeres.
-          Pues ha sido hace poco, no has perdido el tiempo entonces.
-          No, la verdad es que no, era la única forma que tenía de sentirme bien.
-          ¿Y por eso estás en decadencia?
-          Por eso y porque empecé a tomar drogas a partir de ahí.
-          Otra forma de sentirte bien.
-          Si, supongo… al principio fue incitado por miedo a no rendir con ellas, pero ya es por hacerme sentir bien y evadirme de la realidad.
-          Como hoy.
-          Exacto, como hoy. Además llevo un par de semanas que no quedo con ninguna mujer y eso no me sienta bien.
-          Todos necesitamos cariño.
-          Cierto, y cuando me falta mucho la verdad es que me da igual de quien venga.
-          ¿Seguro? (preguntó mirándolo de frente a los ojos)
-          Seguro. (respondió él)
-          Pues entonces… (susurró acercándose y besándolo suavemente en los labios)
-          Vaya… (dijo Roberto con gesto fruncido)
-          Lo siento, no sabía si…
-          Estoy drogado pero no idiota. (interrumpió Roberto)
-          Has mencionado las mujeres y eso pero no sabía si…
-          ¿Te crees que no sabía lo que querías por muy borracho que estuviera?
-          ¿De verdad?
-          Desde que apareciste me quedó más o menos claro.
-          ¿Entonces no te ha molestado?
-          No
David volvió a acercarse y besarlo suavemente, a lo que esta vez respondió Roberto continuando el beso. Comenzaron a acariciarse y besarse con un poco mas de pasión mientras se quitaban la ropa en el sofá; situación que terminó, evidentemente, con sexo en la cama.

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