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30/03/11 01:23

Llegaron a su casa, había tormenta, llovía fuertemente y se iluminaba de vez en cuando el cielo con los truenos que rompían con su estruendo entre el sonido del viento y el agua. Alicia se quedó en el coche, Roberto bajó y se dirigió decidido hacia la puerta sin siquiera cubrirse la cabeza. Tocó al timbre y apareció Luis entreabriendo la puerta asomando levemente la cabeza. En ese justo momento Roberto empujó la puerta con fuerza golpeado en la nariz a Luis que retrocedió con las manos en la cara. Roberto irrumpió en el pasillo de entrada de la casa y se lanzó hacia él propinándole una patada en los testículos. Tras eso Luis cayó al suelo y Roberto sin mediar palabra se echó encima y comenzó a golpearle la cabeza con los puños. La sangre salpicaba el suelo y la cara de Roberto. Alicia se había bajado del coche y corrió hasta la casa para separarlos gritando.
-          ¡Roberto, que lo vas a matar!(gritaba repitiéndolo hasta que llegó a separarlo)
-          ¡Déjame cojones!
-          Levántate de encima.
-          ¿Lo vas a proteger ahora? (preguntó levantándose de encima de Luis)
-          No, pero déjalo ya. (dijo agachándose para ver al herido)
-          Hijo de puta.(balbuceó Luis)
-          ¡Te avisé de que la cuidaras bien, maldito gilipollas! (gritó Roberto mientras le pateaba la cabeza a Luis)
-          ¡Roberto, vale ya! (gritó Alicia empujándolo para separarlo)
-          Si, vuelve a abrir la boca lo mato.
-          Cabrón de…(dijo Luis intentando incorporarse)
-          Cállate imbécil. (gritó Roberto dando un pisotón en el pecho de Luis)
-          ¡Para ya! (ordenó Alicia interponiéndose)
-          ¡Si la vuelves a tocar te mataré jodido hijo de puta! (gritó Roberto a Luis)
-          Vale, Roberto, tranquilízate ya. (dijo Alicia)
-          Y encima tú lo proteges…
-          No, Roberto yo…
-          ¿Tú qué? (interrumpió)
-          Yo no te reconozco, no pareces el mismo.
-          Ya no sabes ni lo que haces ni lo que dices.
-          Nunca te había visto tan agresivo, si no te paro eres capaz de matarlo.
-          Me largo. (dijo tras una pausa silenciosa)
Roberto se giró enérgicamente y se fue sin responder nada más, era verdad que nunca había tenido tal agresividad pero era lo que ahora sentía intensamente. Salió de la casa dando un portazo y sin mirar atrás, dejando a Luis tirado en el suelo y Alicia intentando ayudarlo a levantarse. El viento seguía soplando fuerte y la llovía sin cesar, anduvo decidido y rápido hacia su auto, se pasó la mano por la cara para quitarse la sangre que le había salpicado, la lluvia caía intensamente y le empampó más aún la ropa y el pelo, el agua goteaba por su cara arrastrando los restos de sangre salpicada y aún se veía la furia en sus ojos. Se montó en el coche y sin siquiera secarse la cara, el agua le goteaba por la barbilla y el pelo, puso el auto en marcha y se fue de allí.
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29/03/11 23:50

Acababan de cenar y estaban viendo la tele en el sofá, Alicia apoyaba su cabeza sobre el hombro de Roberto, dormida. Pero él estaba inquieto, se levantó sin decir nada y fue hacia la puerta, cogió su abrigo y las llaves de coche. Alicia se despertó y al verle intentó retenerlo.
-          ¿A dónde vas?
-          ¿A dar una vuelta?
-          No me mientas, sé que vas a ir a por él.
-          Pues claro, no puedo quedarme tranquilo y esto lo tengo que terminar ahora mismo.
-          Pero Roberto…
-          No hay nada más que decir.(interrumpió él)
-          No vayas, ahora estás cabreado, será peor.
-          Si, será peor pero para él.
-          No vayas Roberto.
-          Si que voy a ir, no puedes permitir esas cosas Alicia,  se va a enterar…
-          ¿Y qué vas a hacer? ¿Pegarle?
-          Ya veremos lo que hago con ese gilipollas, se le van a quitar las chulerías.
-          Mejor quédate aquí y mañana vas a donde quieras.
-          Si me quedo aquí no dormiré tranquilo.
-          Que sí, yo dormiré contigo y te acariciaré como hacía antes.
-          No, eso sería doloroso para mi, demasiados recuerdos…
-          Entonces…
-          Entonces nada, voy a ir y no hay nada más que hablar.
-          Pues si tan decidido estás déjame ir contigo.
-          ¿Estás segura?
-          Si.
-          Pues venga. (le dijo agarrándola del brazo)
-          Pero párate que me vista al menos.
-          ¿Con que ropa si la que traías está empapada?
-          Bueno, pues me pongo las zapatillas y voy aunque sea con el pijama.
-          Venga y ponte el abrigo que hace frio.
Salieron del piso, Alicia iba tan solo con el pijama y el abrigo encima. Se montaron en el coche y Roberto condujo con prisa hasta su antiguo hogar. Llovía torrencialmente y la tormenta empeoraba por momentos. Roberto no mentó palabra en todo el camino, solo agarraba el volante y conducía con agresividad a pesar del riesgo añadido del temporal.
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29/03/11 22:45

Roberto estaba haciendo la cena en su apartamento, en por la ventana entraba el sonido de la lluvia y el olor a humedad. Al poco llamaron a la puerta, pero no pulsando el timbre, sino golpeando directamente. Roberto apagó el fogón, se quitó el delantal y fue a abrir. Era Alicia, estaba con el pelo alborotado cayéndole sobre la cara, toda mojada.
-          Hola Roberto.
-          Alicia ¿Qué haces aquí?
-          Yo…
-          Y así. ¿No tienes paraguas? Te has puesto toda chorreando. Anda pasa, voy a traerte una toalla.
-          No sabía dónde ir.(dijo cabizbaja ella al sentarse)
-          ¿Pero qué te ha pasado?(preguntó dándole la toalla)
-          Yo, es que…
-          A ver cuéntame(susurró Roberto apartándole delicadamente el pelo de la cara)
-          No, no. (dijo ella sujetándole la mano)
-          Déjame que te vea.
-          No quería que…
-          ¿Quién cojones te ha hecho esto?(interrumpió con tono amenazante)
-          Hemos discutido y…
-          ¿Qué habéis discutido? Joder Alicia, tienes un ojo morado ¿Qué puta discusión es esa?
-          Lo siento, no debería haber venido. (argumentó ella levantándose)
-          Siéntate y cuéntame. (ordenó sujetándola de un brazo)
-          Suéltame.
-          He dicho que te sientes, esto no va a quedar así.
-          Vale, pero tranquilízate.
-          Venga, nos sentaremos y me dirás que ha pasado.
-          Pues poco hay que decir, ha sido una discusión y no sé ni cómo ha pasado esto, me golpeó y me fui de casa. No sabía que más hacer.
-          ¿Y has pensado que aquí estarías segura?
-          Supongo que sí, no sé.
-          Pues tendré que visitarlo.
-          No, no por favor Roberto.
-          ¿Cómo que no? ¿pero te has visto?
-          Bueno, me iré a casa mejor.
-          Ni hablar, tú te quedas aquí y yo volveré en un rato.
-          No, Roberto.
-          ¿Quieres venir conmigo?
-          No, quiero que no hagas nada, si he venido aquí contigo es porque no sabía lo que hacer.
-          Pues yo si lo sé.
-          No, por favor. Tranquilízate.
-          Estoy tranquilo, tranquilízate tu mejor.
-          Por favor Roberto.
-          Vale, nos quedaremos aquí. Estaba haciendo la cena, terminaré y cenaremos juntos. Tú mientras date una ducha caliente y ponte mi pijama mismo.
-          No te largues mientras estoy en la ducha que te conozco.
-          Si, parece que sí que me conoces…
-          Roberto…
-          No iré a ningún lado, haré la cena y nos quedaremos aquí.
-          Vale.
-          Puedes dormir aquí si quieres.
-          Gracias.
-           Yo dormiré en el sofá.
-          No te molestes, duermo contigo en la cama si no te importa, me siento más segura y más aún tras lo ocurrido.
-          ¿Seguro que quieres dormir a mi lado?
-          Total, si no tienes nada que no haya visto ya ¿no?
-          No estaría yo tan seguro…
-          ¿A qué te refieres?
-          A nada, vete a  ducharte y mientras pondré la mesa.
-          Vale, gracias de nuevo.
Alicia se metió en la ducha mientras Roberto hacía la cena y pensaba en lo ocurrido, su cara de enfado no cambió en todo el rato, se sentía intranquilo y muy agresivo pero en cuanto ella saliera tendría que disimularlo. Puso mientras la mesa y lo preparó todo para cenar los dos juntos.
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27/03/11 12:35

Abrazados en la cama, durmiendo juntos, así terminaron Erika y Roberto aquella noche y así seguían por la mañana. Erika se giró para ponerse de cara a Roberto y éste se despertó.
-          Buenos días, preciosa.
-          ¿Qué tal has dormido?
-          Yo bien, acompañado siempre duermo mejor, me siento más tranquilo.
-          ¿Estabas falto de cariño femenino?
-          De cariño en general.
-          Pobrecito.
-          Pero no es por nadie, sino por mí. Últimamente estoy muy alejado de todo.
-          ¿Qué es lo que te pasa?
-          Déjalo, no voy a aburrirte con mis problemas.
-          No me aburres, te conozco de poco pero me caes bien, cariño.
-          Si te empeñas pues te lo contaré.
-          Claro, viene bien expresar los problemas sea con quien sea. Cuenta.
-          En esencia todo viene de que mi novia, con la que vivía desde hace tiempo, me dejó.
-          ¿Hace poco?
-          Si, en navidad más o menos.
-          Vaya palo.
-          Pero ese no es el problema, eso lo he aceptado ya.
-          ¿Entonces?
-          El problema es que desde eso he intentado adaptarme a la vida en solitario y no me va mal del todo, pero necesito cariño.
-          ¿Y tu familia?
-          Pero el cariño de la familia no es el que echo de menos. Es más, mi familia sería mejor que no se enterara de estas cosas.
-          ¿Por qué? Ellos te ayudarán seguro.
-          Sí, pero prefiero no preocuparlos.
-          No sé que será peor.
-          Créeme, mejor que no, no creo que sea bueno que sepan que últimamente solo vivo por inercia.
-          ¿Por inercia?
-          Si, solo dejo que pase el tiempo y me dejo llevar. Me da igual todo.
-          A lo mejor tienes depresión.
-          No sé, me echaron del trabajo hace poco también…
-          Vaya follón.
-          Si mañana muriera me daría igual.
-          No seas suicida hombre.
-          No es eso, no digo que busque la muerte, pero tampoco la evito. Solo digo que me daría igual morir.
-          Bueno, tú no te preocupes, de momento cuando necesites cariño yo estoy para ello si lo quieres.
-          Te lo agradezco, lo necesitaré.
-          De nada precioso.
-          Gracias, espero no haber sido muy seco.
-          Bueno, como no te he conocido hoy tampoco sé si eras mas cariñoso antes. Pero de momento lo has sido bastante.
-          Ya, lo necesitaba.
-          Y a mí me ha gustado mucho  pasar la noche contigo.
-          Me alegro.
-          ¿Y esa sonrisilla?
-          Pues que estaba pensando que a quien se le diga no se lo cree.
-          ¿Cómo que no?
-          Conociéndome no, a quien le diga que he pasado la noche con una mujer sólo para dormir con ella no se lo cree.
-          Pues vaya gentuza ¿Qué tiene de malo?
-          Nada. No es porque sea malo, es porque no es lo que hago siempre.
-          Entiendo, tienes fama de mujeriego.
-          Si.
-          Pero esto no te la quita, sigues pasando la noche con una mujer.
-          Sí, pero no para follar.
-          ¿Y tienes algún problema con eso cariño?
-          No, realmente es lo que necesito. Suelo tener sexo con mujeres para notar el cariño que tanto echo de menos. Follo para sentir el momento tras el coito, más que para el coito en sí.
-          Entiendo. Y eso te lo he dado yo esta noche sin sexo.
-          Si, y me ha gustado. He sentido una tranquilidad que no sentía hace tiempo.
-          Me lo tomo como un alago.
-          Y lo es, me agrada tu compañía. Eres muy cariñosa y me siento tranquilo cerca de ti.
-          ¡Qué lindo eres! (dijo agarrándole la cabeza y dándole un beso en la mejilla)
-          Gracias.
-          No sé como serías antes para tener tal fama, pero a mí me pareces un encanto de tío
-          Gracias otra vez, preciosa.
-          Bueno ¿y ahora qué hacemos? (preguntó levantándose de la cama)
-          Pues tendré que irme, digo yo.
-          Anda hombre, te quedas y desayunamos juntos. Me voy a ir vistiendo.
-          Entonces voy al baño mientras.
Entró al lavabo sin encender la luz, se enjuagó la cara con agua y levantó la mirada para ver su reflejo en el espejo, se quedó unos segundos pensativo entre tinieblas, con tan solo la tenue luz que entraba por la ventana, mirándose a los ojos a sí mismo. Tenía ojeras, cuello tenso y una ligera resaca, pero se sentía bien y tranquilo, aquella noche la había pasado sin recordar a Alicia y sin necesidad de drogas o estimulantes, empezaba a vislumbrar lo que realmente necesitaba.
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26/03/11 21:40

Habían vuelto a la ciudad natal de Sonia, el empeño de Roberto por volver a ver a Alba fue insistente, llevaba una semana pensado en ella y con mucho más ánimo y su hermano no pretendía sino verle feliz, por lo que volvieron a llevarlo a pasar el fin de semana.
-          Bueno Roberto, aquí estamos otra vez.
-          Si, a ver si llega tu amiga que la vea de nuevo.
-          Quizás hoy te dejen hablar con ella ¿no? (comentó Vicente chistoso)
-          ¡Anda mira! (dijo Sonia con sorpresa)
-          ¿Qué pasa?
-          Allí viene Erika.(dijo mientras señalaba con la mano)
-          ¿Y quién es Erika, hermano?
-          Pues la que acaba de entrar.
-          Sí, eso ya lo había deducido.
-          Es una amiga suya, es muy agradable la chavala.
-          Voy a decirle que estamos aquí. (dijo Sonia)
-          Es de las pocas que me caen bien(susurró Vicente a su hermano)
-          ¿Y Alba tardará mucho?
-          Joder, no te impacientes Roberto. Tú controla que le gustarás más.
-          Si precisamente por estoy nervioso, porque me gusta y quiero gustarle.
-          Bueno, no tardará mucho. Nosotros avisamos de que venías y vendrá acompañada de otros amigos.
-          ¿Esa no sale sola o qué?
-          Pues normalmente no, siempre va con el de la otra vez como mínimo. Pero que no te preocupes que eso influye poco.
-          Eso espero. Mira ya viene Sonia.
-          Este es Roberto. Y bueno, a Vicente ya lo conoces. Esta es mi amiga Erika(dijo Sonia al llegar)
-          Hola, encantada Roberto.
-          Igual digo.
-          ¿Eres el hermano de Vicente?
-          Mismamente.
-          ¿Y a quien esperáis?
-          Pues a la gente esta, que hemos quedado con ellos aquí. (respondió Vicente)
-          Y Roberto espera a Alba.
-          ¿Cómo que la espera? (preguntó Erika)
-          Nada, no le hagas caso
-          Lo siento, las sutilezas no son lo mío. Pero no pasa nada Erika es de fiar hombre(dijo Sonia)
-          Tampoco es ningún secreto. (añadió Roberto)
-          Vamos que te gusta Alba. (argumentó Erika)
-          Sí, he venido por ella.
-          ¿Y te gusta mucho?
-          Pues bastante, llevo un par de semanas hablando con ella por teléfono y todo, mensajes y esas cosas.
-          Si, igual es un poco pesadito(añadió Vicente)
-          No, pero yo no lo decía por eso Vicente.
-          ¿Entonces? (preguntó Sonia)
-          Pues mira, voy a decir una cosa pero solo a él.
-          ¿A mí? (dijo Roberto)
-          Si, a ti, ven un momento conmigo.
-          Bueno, pues disculpadnos un momento.(dijo mientras se apartaban a un lado solitarios)
-          Que conste que te digo esto pero para que no digas nada.
-          Vale.
-          Que no se enteren de que te lo he dicho yo porque si no vamos a tener discusión.
-          Si, cuenta.
-          Pues…que dejes de lado a esa tía.
-          ¿Pero porque?
-          Porque pasa de ti.
-          Pero si he estado hablando con ella y tal… ¿Y tú como coño sabes eso si me acabas de conocer?
-          Pues lo sé porque la he oído hablar de ti, a ella y a sus amigas.
-          ¿Cómo que de mi si no sabias quien era yo?
-          Es que he estado almorzando con ellas y se han puesto a hablar de que esta noche venía el hermano de Vicente otra vez.
-          Si, ese soy yo.
-          Y claro, yo no sabía que eras tú, pero vamos, que no han dicho nada bueno.
-          ¿Y que han dicho?
-          Pues que tienes muy poca vergüenza, que intentas ligar con todas…
-          ¡Qué ligo con todas! ¿Qué les pasa a esas? ¿así de creído se lo tienen? Ostia puta, es que aquí no puede uno ser agradable con una mujer ni al saludarla…
-          Y Alba mencionó que no ibas a pillar nada con ella.
-          ¿Y entonces porque seguía hablando conmigo y mandándome mensajes por teléfono?
-          Ese tipo de tías son así, les gusta tener tíos alrededor tras ellas.
-          Mi hermano estaría de acuerdo, mira que me avisó.
-          Ya no te digo más porque veo que te vas a alterar y tampoco es relevante lo que dijeran, solo que sepas a lo que te atienes.
-          Pero aún no lo entiendo, si ellas solo me han visto una vez.
-          Pues yo tampoco lo entiendo tío, pero esa gente es así de falsa. Ponen muy buena cara siempre y dicen lo que quieres oír pero a la espalda…
-          ¿Y cómo eres su amiga?
-          Más bien digamos que soy amiga de Sonia, a ellas las conozco de poco, pero a veces quedamos.
-          Entiendo.
-          A mí me gusta ir de cara y por eso te lo he dicho. A ellas no he dicho nada porque no sabía ni de quien hablaban, aunque me extrañaba que hablan tan mal de alguien relacionado con Sonia y Vicente.
-          Claro, es normal.
-          Y a mí las falsedades me hacen más bien poca gracia, por eso te lo digo para que lo sapas, que yo con ellas tengo poca relación en realidad.
-          Pues no sé qué decir a esto, es una sorpresa.
-          Y además también te he avisado porque si eres familia de Vicente y Sonia no puedes ser mala gente.
-          Vaya, pues muchas gracias.
-          De nada, los amigos de mis amigos son mis amigos.
-          Lo mismo digo.
-          Siento chafarte la noche, pero pienso que debías saberlo.
-          Es un golpe duro, pero no me estropeas nada, prefiero saber la verdad de las cosas
-          Yo también, por eso lo hago.
-          ¿Y qué hacemos ahora?
-          Pues vámonos los cuatro de fiesta, no necesitamos a nadie más
-          Me parece bien. Vamos.
-          ¿Qué habláis tanto rato? (dijo Vicente al verlos volver)
-          Pues que nos vamos ya de aquí los cuatro juntos de fiesta.
-          ¿Y Alba? (preguntó Sonia)
-          A alba que le den.
-          ¡Cojones! ¿Y ese cambio? (dijo Sonia sorprendida)
-          Algo habrán hecho tus amiguitas, que esa gente es venenosa como un escorpión, tienen el aguijón siempre listo.
-          No empecemos Vicente.
-          Si es que te lo tengo dicho Sonia, tienen la lengua bífida.
-          Calla ya. ¿Pero que le has dicho Erika?
-          Sonia, mejor que te lo cuente él si quiere.
-          Ahora os lo contaré a los dos juntos, y dudo mucho que, al menos mi hermano, esté en desacuerdo sobre irnos ya los cuatro solos esta noche.
-          Salgamos de aquí pues y a tomar por culo esta gente. (ordenó Vicente algo irritado)
-          Eso, que vengan cuando quieran, larguémonos. (secundó Erika)
-          Estoy de Acuerdo. (añadió Roberto)
-          Bueno, pues vámonos. (dijo Sonia)
Finalmente se largaron del local antes de que llegaran las amigas de Sonia. Roberto sabía que no era buena idea quedarse allí a beber porque en cuanto se tomara unas copas no sería capaz de contenerse, ni él ni su hermano en cuanto lo supiera, y si decían o insinuaban algo delatarían a Erika, cosa de lo que tenía poca intención.
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12/03/11 15:30

Vicente, Sonia y Roberto acababan de almorzar juntos en un restaurante, mientras esperaban la cuenta Sonia fue al baño y Vicente conversaba con su hermano sobre la noche anterior.
-          ¿Qué te pareció anoche?
-          ¿Anoche?...joder si llego a saber que esa tía estaba aquí hubiera venido antes.
-          No sé, esa tía es difícil.
-          Ya lo vi, si no me dejaban ni hablarle.
-          ¿Lo dices por su amigo ese?
-          Hombre, pos su amigo y por todos.
-          Si, es que la atosigan mucho, pero me parece a mí que eso le gusta a ella.
-          ¡Anda hombre!
-          Que si, que intenta parecer humilde pero me da a mí que eso le gusta, estar rodeada de tiacos, llamando la atención y tal.
-          No sé yo…
-          Bueno, pero que a lo que me refería con lo de que es difícil no era a la competencia.
-          Que también la hay, y feroz.
-          Si, es lo que tienen las tías atractivas, que no se quitan a los buitres de encima.
-          A no ser que quieran y sean directas.
-          ¿Ves? Eso es lo que yo decía, si quisiera se los quitaba, pero se ve que le gustará.
-          Mirándolo así, igual si… por mi parte a mi me ha encantado esa mujer.
-          No será para tanto.
-          Creo que es lo más parecido a un flechazo que he sentido nunca.
-          Ya se nos ha enamorado (comentó sonriente)
-          No hombre, no digas esas tonterías, soy consciente de la patraña que es el concepto de amor.
-          Si, hormonas, serotonina y esos rollos… ¿Pero entonces?
-          Bueno, pues he dicho lo del flechazo para entendernos, que me  ha gustado mucho y ya está.
-          Para entendernos…que te has enamorado y ya está.
-          Supongo que podemos llamarlo así, bueno…no sé, no estoy seguro.
-          Procura no llevarte un desengaño.
-          Joder, espero que no, pero a ver lo que pasa.
-          Vale, pero lo que iba a decir antes es que creo que esa tía es difícil porque nunca ha tenido novio.
-          Siempre hay un primero.
-          No siempre, supongo que o no encuentra al adecuado o no quiere.
-          Será un reto.
-          ¿Qué murmuráis? (preguntó Sonia al regresar)
-          Decía que creo que Alba es una tía difícil.
-          La verdad es que no ha tenido novio nunca.(comentó sentándose de nuevo)
-          Eso me ha dicho mi hermano.
-          Sí, eso le he dicho, que es otra cosa a considerar aparte de la gran competencia por ella.
-          Sinceramente, a mi me parece que ha estado con muchos, pero novio nunca, lo más parecido a un novio que tiene es su follamigo ese.
-          Comprendo, pues a ver como compito yo con eso…
-          Tú ve poco a poco, que a mí me parece que ella prefiere que te acerques así, más despacio.
-          Si sobre todo si no eres uno de esos tiparracos que le suelen gustar a la primera.(añadió Vicente)
-          Eso es lo que intenté anoche, ser sutil y paciente para causarle buena impresión.
-          Y yo creo que lo conseguiste. (comentó Sonia)
-          A ver si esta noche puedo volver a verla para intentar una segunda impresión, o lo que me dejen lo buitres.
-          Esta noche no podemos Roberto, tenemos que dormirnos pronto, mañana Sonia tiene que levantarse temprano.
-          Pero mañana si es domingo.
-          Cosas de su familia tío, yo tampoco lo esperaba, pero si quieres te damos llave y sales solo.
-          No, no, otro día será entonces.
-          Lo siento Roberto, pero es que tengo que llevar a mi madre a ver a mi abuela.
-          No pasa nada, si sólo con haberla conocido estoy satisfecho de momento. Tú dame su número de teléfono y contactaré con ella. Iré despacio y caballeroso, sin apresurarme.
-          A ver lo que consigues hermano, que tú no estás acostumbrado a tanta dificultad ni a ir despacio.
-          Lo sé, pero eso no quiere decir que no sepa cómo hacerlo.
-          Bueno, pero Roberto es un tío inteligente y con carisma, probablemente sea capaz de conseguir lo que no han conseguido otros.
-          Eso espero, gracias por el alago.
-          Bien, ahí viene ya el camarero.
El camarero se acercó a la mesa y le dejó la cuenta, Roberto insistió en pagarla él, pero su hermano Vicente se empeñó en cargar con los gastos y la pagó. Tras esta banal disputa se levantaron los tres de la mesa y salieron del restaurante. Roberto parecía estar animado de nuevo, aunque sentir nuevamente algo que llevaban tiempo sin sentir confundía sus pensamientos, quizás aquello era la solución, las mujeres eran una de sus debilidades pero a veces también eran la solución, al menos momentáneamente. Ahora tener un nuevo objetivo que cumplir parecía distraerle de lo demás.
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11/03/11 23:00

Roberto estaba con su hermano Vicente y la esposa de éste en la ciudad de ella. Habían ido a pasar un fin de semana allí y Roberto fue con ellos paras salir allí juntos. Y quizás para conocer a algunas de las amigas de Sonia, y para ello habían ido al bar donde solían reunirse a veces.
-          ¿Qué pasa Roberto? ¿Te ha gustado el pueblo?
-          Pues sí, tiene muchas cosas turísticas.
-          Y no tan turísticas, bares fiesta y esas cosas también. (comentó Vicente)
-          Bueno, eso también procede.
-          Anda mira, allí viene Alba. Voy a saludarla.
-          ¡Dios santo! ¿Quién es esa? (exclamó Roberto)
-          ¿Quién, esa que ha ido Sonia a saludar?
-          Si, joder, es la mujer más atractiva que he visto en mi vida.
-          No seas tan exagerado…
-          Será que la belleza está en los ojos del que mira, pero me parece preciosa hermano.
-          Pues es una de las amigas de aquí de Sonia como ves, se juntaban mas antes de casarse conmigo pero bueno.
-          Joder, pues creo que me he enamorado
-          ¿Cómo?
-          Nada, que podía haberla visto yo antes.
-          ¿Quieres que te la presente?
-          Por supuesto. ¿Cómo estoy?
-          Estás bien, no te pongas nervioso. Se llama Alba.
-          Es una chica preciosa la verdad...ahora verás.
-          ¿Qué dices?
-          Nada tío, con eso se me ha ocurrido un piropo ya.
-          Bueno, ya viene para aquí. Tú tranquilo y no te excedas.
-          Lo sé hermano lo sé.
-          Pues ya estoy de vuelta. (dijo Sonia)
-          ¿No le presentas a tu amiga a mi hermano?
-          Es verdad, perdona. Roberto esta es Alba. Alba, este es Roberto.
-          Encantado.
-          Lo mismo digo.
-          Estaba pensando que te tuvo que doler ¿no?
-          ¿A mí? ¿el qué? (preguntó extrañada Alba)
-          La caída desde el cielo, porque con esa cara debes de ser un Ángel.
-          Vaya…gracias.
-          Ha sido una entrada creo yo(susurró Sonia a Roberto)
-          Venga, os dejamos solos que charléis, vamos a por unas copas mientras. (dijo Vicente)
-          Bueno, y… ¿te gusta algo?
-          ¿Cómo qué? (respondió Alba)
-          Pues no sé, el cine.
-          Sí, sí que me gusta. Johnny Depp Es mi actor favorito.
-          Pues el mío casi que también, junto con Robert DeNiro y Al Paccino.
-          Buena selección.
-          ¿Y el cine clásico te gusta?
-          ¿Los clásicos de terror?
-          Si.
-          Pues he visto algo, pero poco.
-          Has visto Nosferatu, a mi esa me gusta mucho.
-          A mí también, pero un remake que hicieron en 1979.
-          Anda ya.
-          Si, te aconsejo que lo veas. A mí me gustó más que la clásica.
-          Yo sé cual dices. La he visto pero comparada con la de 1922, para mí dejó mucho que desear.
-          ¿Quieres otra copa? (dijo un tipo a Alba interrumpiendo la conversación)
-          No, tengo la jarra todavía.
-          Voy a por una para mí. (dijo y se marchó a la barra)
-          ¿Ese es tu novio o algo? (preguntó Roberto)
-          No, es sólo amigo mío. Mi mejor amigo.
-          Bueno, como iba diciendo, la del 79 a mi no me gustó.
-          Pues fue un homenaje a la clásica según tengo entendido.
-          Sí, pero creo yo que le falta algo.
-          Anda, me están llamado al móvil. Salgo un momento.
-          ¿Dónde va esa? (preguntó Vicente acercándose)
-          Que la llaman por teléfono.
-          Se ve que está muy solicitada(comentó Sonia)
-          Sí, eso parece.
-          En cuanto nos tomemos esta copa nosotros nos vamos(dijo Vicente)
-          Pero bueno ¿tan pronto?
-          Si, es que tenemos que levantarnos temprano mañana(argumentó Sonia)
-          Pero que tú te puedes quedar aquí Roberto, te quedas con una llave, Sonia y yo nos vamos y cuando quieras te vas que ya sabes donde es.
-          Pues no sé, ya veremos cómo se tercia la situación.
-          ¿Has hablado con ella? (preguntó Sonia)
-          Pues lo que me han dejado.
-          Con las tías así hay mucha competencia, y ya lo tengo visto.
-          Era deducible, no será competencia alta, será competencia feroz.
-          Si te digo la verdad es que los tíos no suelen dejarla tranquila. (dijo Sonia)
-          No me extraña, pero vamos que no le he hablado ni dos minutos y ya me han interrumpido llamándola al móvil y un tío que anda por ahí.
-          Si, ese es su amigo…
-          Pero no sé qué rollo se traen de verdad. (comentó Vicente)
-          Pues a ver si vuelve ahora y puedo captar algo de su atención.
Al poco entró Alba y comenzó Roberto a hablarle de nuevo. Intentaba parecer interesante, que la conversación no estuviera sólo en lo banal. Tras un rato y numerosas interrupciones, no solo del tal amigo de ella, sino también de otros tipos borrachos intentando entrarle; hablaron más bien poco y llegó la hora de irse. Roberto viendo la situación decidió no insistir porque le importaba lo que ella pensara de él, aquella chica le había gustado de verdad y no quería parecer pesado, amén de la clara dificultad que suponía la situación con aquella competencia tan atroz. Quería hacer las cosas bien, así que los tres se marcharon no sin antes despedirse cortésmente.