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12/03/11 15:30

Vicente, Sonia y Roberto acababan de almorzar juntos en un restaurante, mientras esperaban la cuenta Sonia fue al baño y Vicente conversaba con su hermano sobre la noche anterior.
-          ¿Qué te pareció anoche?
-          ¿Anoche?...joder si llego a saber que esa tía estaba aquí hubiera venido antes.
-          No sé, esa tía es difícil.
-          Ya lo vi, si no me dejaban ni hablarle.
-          ¿Lo dices por su amigo ese?
-          Hombre, pos su amigo y por todos.
-          Si, es que la atosigan mucho, pero me parece a mí que eso le gusta a ella.
-          ¡Anda hombre!
-          Que si, que intenta parecer humilde pero me da a mí que eso le gusta, estar rodeada de tiacos, llamando la atención y tal.
-          No sé yo…
-          Bueno, pero que a lo que me refería con lo de que es difícil no era a la competencia.
-          Que también la hay, y feroz.
-          Si, es lo que tienen las tías atractivas, que no se quitan a los buitres de encima.
-          A no ser que quieran y sean directas.
-          ¿Ves? Eso es lo que yo decía, si quisiera se los quitaba, pero se ve que le gustará.
-          Mirándolo así, igual si… por mi parte a mi me ha encantado esa mujer.
-          No será para tanto.
-          Creo que es lo más parecido a un flechazo que he sentido nunca.
-          Ya se nos ha enamorado (comentó sonriente)
-          No hombre, no digas esas tonterías, soy consciente de la patraña que es el concepto de amor.
-          Si, hormonas, serotonina y esos rollos… ¿Pero entonces?
-          Bueno, pues he dicho lo del flechazo para entendernos, que me  ha gustado mucho y ya está.
-          Para entendernos…que te has enamorado y ya está.
-          Supongo que podemos llamarlo así, bueno…no sé, no estoy seguro.
-          Procura no llevarte un desengaño.
-          Joder, espero que no, pero a ver lo que pasa.
-          Vale, pero lo que iba a decir antes es que creo que esa tía es difícil porque nunca ha tenido novio.
-          Siempre hay un primero.
-          No siempre, supongo que o no encuentra al adecuado o no quiere.
-          Será un reto.
-          ¿Qué murmuráis? (preguntó Sonia al regresar)
-          Decía que creo que Alba es una tía difícil.
-          La verdad es que no ha tenido novio nunca.(comentó sentándose de nuevo)
-          Eso me ha dicho mi hermano.
-          Sí, eso le he dicho, que es otra cosa a considerar aparte de la gran competencia por ella.
-          Sinceramente, a mi me parece que ha estado con muchos, pero novio nunca, lo más parecido a un novio que tiene es su follamigo ese.
-          Comprendo, pues a ver como compito yo con eso…
-          Tú ve poco a poco, que a mí me parece que ella prefiere que te acerques así, más despacio.
-          Si sobre todo si no eres uno de esos tiparracos que le suelen gustar a la primera.(añadió Vicente)
-          Eso es lo que intenté anoche, ser sutil y paciente para causarle buena impresión.
-          Y yo creo que lo conseguiste. (comentó Sonia)
-          A ver si esta noche puedo volver a verla para intentar una segunda impresión, o lo que me dejen lo buitres.
-          Esta noche no podemos Roberto, tenemos que dormirnos pronto, mañana Sonia tiene que levantarse temprano.
-          Pero mañana si es domingo.
-          Cosas de su familia tío, yo tampoco lo esperaba, pero si quieres te damos llave y sales solo.
-          No, no, otro día será entonces.
-          Lo siento Roberto, pero es que tengo que llevar a mi madre a ver a mi abuela.
-          No pasa nada, si sólo con haberla conocido estoy satisfecho de momento. Tú dame su número de teléfono y contactaré con ella. Iré despacio y caballeroso, sin apresurarme.
-          A ver lo que consigues hermano, que tú no estás acostumbrado a tanta dificultad ni a ir despacio.
-          Lo sé, pero eso no quiere decir que no sepa cómo hacerlo.
-          Bueno, pero Roberto es un tío inteligente y con carisma, probablemente sea capaz de conseguir lo que no han conseguido otros.
-          Eso espero, gracias por el alago.
-          Bien, ahí viene ya el camarero.
El camarero se acercó a la mesa y le dejó la cuenta, Roberto insistió en pagarla él, pero su hermano Vicente se empeñó en cargar con los gastos y la pagó. Tras esta banal disputa se levantaron los tres de la mesa y salieron del restaurante. Roberto parecía estar animado de nuevo, aunque sentir nuevamente algo que llevaban tiempo sin sentir confundía sus pensamientos, quizás aquello era la solución, las mujeres eran una de sus debilidades pero a veces también eran la solución, al menos momentáneamente. Ahora tener un nuevo objetivo que cumplir parecía distraerle de lo demás.

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