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29/03/11 23:50

Acababan de cenar y estaban viendo la tele en el sofá, Alicia apoyaba su cabeza sobre el hombro de Roberto, dormida. Pero él estaba inquieto, se levantó sin decir nada y fue hacia la puerta, cogió su abrigo y las llaves de coche. Alicia se despertó y al verle intentó retenerlo.
-          ¿A dónde vas?
-          ¿A dar una vuelta?
-          No me mientas, sé que vas a ir a por él.
-          Pues claro, no puedo quedarme tranquilo y esto lo tengo que terminar ahora mismo.
-          Pero Roberto…
-          No hay nada más que decir.(interrumpió él)
-          No vayas, ahora estás cabreado, será peor.
-          Si, será peor pero para él.
-          No vayas Roberto.
-          Si que voy a ir, no puedes permitir esas cosas Alicia,  se va a enterar…
-          ¿Y qué vas a hacer? ¿Pegarle?
-          Ya veremos lo que hago con ese gilipollas, se le van a quitar las chulerías.
-          Mejor quédate aquí y mañana vas a donde quieras.
-          Si me quedo aquí no dormiré tranquilo.
-          Que sí, yo dormiré contigo y te acariciaré como hacía antes.
-          No, eso sería doloroso para mi, demasiados recuerdos…
-          Entonces…
-          Entonces nada, voy a ir y no hay nada más que hablar.
-          Pues si tan decidido estás déjame ir contigo.
-          ¿Estás segura?
-          Si.
-          Pues venga. (le dijo agarrándola del brazo)
-          Pero párate que me vista al menos.
-          ¿Con que ropa si la que traías está empapada?
-          Bueno, pues me pongo las zapatillas y voy aunque sea con el pijama.
-          Venga y ponte el abrigo que hace frio.
Salieron del piso, Alicia iba tan solo con el pijama y el abrigo encima. Se montaron en el coche y Roberto condujo con prisa hasta su antiguo hogar. Llovía torrencialmente y la tormenta empeoraba por momentos. Roberto no mentó palabra en todo el camino, solo agarraba el volante y conducía con agresividad a pesar del riesgo añadido del temporal.

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