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13/01/11 19:20

Vicente entró al cuarto y estaba Roberto sentado en la cama con la cabeza mirando al suelo, serio, con las manos en la sien y el teléfono en la cama.
-          ¿Qué te pasa macho?
-          ¿Qué me va a pasar? Que es el final de verdad.
-          ¿El final de qué?
-          Pues de esto, ahora intenta desaparecer.
-          ¿Qué dices?
-          Pues que llevo toda la semana llamándola y no me lo coge.
-          Igual está trabajando u ocupada.
-          ¿Mañana y tarde?
-          Yo que sé tronco.
-          Además, la he llamado en horarios que sé que suele estar en casa y por la noche, vamos que por cojones tiene que estar en algún momento.
-          ¿Y si ha cambiado de teléfono?
-          En tal caso si lo hubiera hecho sería precisamente para que no pudiera hablar con ella, así que estaríamos en las mismas.
-          Bueno, no te preocupes tanto, si no quiere saber nada de ti pues que le den.
-          Si, precisamente será por eso por lo que no querrá aparecer.
-          Ya lo dije yo, que esas chorradas de “se acabó el amor”,”ya no es lo mismo que antes”,”necesito tiempo”…son tonterías de tías  que siempre esconden algo.
-          Si eso ya lo sabía yo, y en este caso esconden un “me gusta otro” probablemente.
-          O “me estoy tirando a otro”…
-          No digas eso.
-          Pues lo siento si soy cruel hermano, pero es lo que hay y probablemente tendrás que aceptarlo si es eso lo que esconde.
-          Ya, no me queda más remedio.
-          Quizás vaya a verla a la casa en persona, así podré hablar con ella.
-          ¿Pero que más vas a hablar?
-          Pues enterarme de porqué no quiere coger el teléfono, intentar hacerle ver que aún la quiero, que la echo de menos…en definitiva ver que cojones pasa ¡joder! ¿a que juega?
-          Tranquilízate, no me parece buena idea.
-          ¿Cómo que no? También era mi casa.
-          Sí, pero presentarte sin avisar igual es inoportuno.
-          ¿Y cómo la aviso si no me coge el teléfono? Precisamente no he ido a verla todavía porque quería hablar por teléfono antes para no importunarla con visitas sorpresa.
-          Tontería, déjate de visitar a nadie, lo que tienes que hacer es olvidarla
-          No es tan fácil…
-          Lo sé. Venga que ya mismo vendrán Rafa y Carmen.
-          Si, llevan viniendo todos los días a verme desde que se enteraron, son dos grandes amigos.
-          Dos grandes personas sí señor, y se divierte uno mucho con ellos así que cuando lleguen les decimos que mañana nos vamos de fiesta con ellos.
-          Bueno, celebraremos la víspera de mi vida de soltero.
-          Es verdad, que el sábado ya te vas a vivir sólo al ático ese.
-          Si, se me ha hecho largo, no por estar aquí, sino porque pensaba que iba a aguantar esto mejor.
-          Si quieres te puedes quedar aquí todo el tiempo que te parezca.
-          No, me mudo allí que ya que lo voy a pagar lo aprovecho.
-          Como quieras, pero si no estás bien sólo lo dices.
-          Aguantaré firme como hasta ahora supongo, aún no he derramado una lágrima.
-          Es una situación muy difícil, eres duro de pelar.
-          Ya, pero si pudiera me desahogaba.
-          Lo que te tienes que desahogar es con una tiaca ya, como diría el primo.
-          Sí, eso son palabras suyas. A ver si no se me ha olvidado como liga.
-          Anda ya hombre, eso no se olvida, no habrá problema.
El timbre sonó interrumpiéndolos, eran Rafa y Carmen que venían nuevamente para visitar a Roberto e intentar animarlo como casi todos los días, gracias a su hermano y a sus amigos la situación se hacía menos difícil de superar.

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