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14/01/11 23:45

Apoyados en la barra de la discoteca estaban, esperando ser servidos. Los demás esperaban las copas que ellos tres habían ido a pedir. Rafa, Carmen y Roberto charlaban mientras sobre lo que sucedía en el entorno de aquella noche.
-          La chiquitilla esa de las tetas me mira mucho tío.
-          Pues le habrás gustado.
-          Eso estaba pensando, además es que se está rozando mucho.
-          No, si de eso nos hemos dado cuenta todos.
-          Decir no te ha dicho nada, pero te lo está dejando claro. (añadió Carmen)
-          Bueno, ahora le diré lo que sea a ver si quiere algo.
-          ¿Pero estás seguro?
-          ¿Por qué no voy a estarlo?
-          Pues por Alicia.
-          ¿Alicia? mira Rafa, no me lo recuerdes tío…está clarísimo, la quiero pero me parece a mí que ella a mí no.
-          ¿Lo has hablado con ella?
-          Pues no nos lo dijo ya, las tonterías esas de “se acabó el amor”. (interrumpió Carmen)
-          Esas gilipolleces no las entiendo tío. ¿Cómo se pueden decir esas cosas después de tanto tiempo que llevabais juntos?
-          Yo tampoco lo entiendo Rafa, cosas de tias.
-          No lo entiendo ni yo, y eso que soy mujer. (comentó sarcásticamente Carmen)
-          De todos modos está todo más que hablado Rafa, no vamos a volver, está finiquitado el asunto.
-          Me parece que te rindes muy pronto.
-          ¿Pero que más voy a hacer Rafa? No quiere ni hablar conmigo.
-          Pues ve a verla en persona.
-          No sé, creo que sería lo mismo, si ella entiende lo que le interesa.
-          Yo te digo una cosa, para algunas cosas soy muy moderno, pero para esto soy más antiguo.
-          ¿Qué quieres decir?
-          Pues que si es tu novia, lucha por ella cojones, yo lo haría.
-          No sé cómo mas luchar.
-          Puedes intentar ir a verla personalmente, llévale un regalito o algo así. (dijo Carmen)
-          Sí, que eso les gusta mucho. (añadió Rafa mirando sonriente a Carmen)
-          Siento decepcionaros amigos, he tenido el valor de llamarla pero no creo que tenga suficiente como para ir a verla.
-          ¡Pues tenlo, pero no te rindas cojones!
-          Saber encajar las derrotas también es vencer.
-          Si, y una retirada a tiempo es una victoria, pero en estos casos pienso yo que es mejor morir luchando.
-          Pues lo siento mucho pero no, ya he tenido bastantes dramas con las mujeres, nunca más amigo, no me arrastro ante ninguna. Intentaré seguir mi vida y se acabó.
-          Tu mismo colega. Venga, vamos entonces a ver que quería la bajita esa de antes contigo.
-          Si, a ver si no se me ha olvidado cómo ligar.
-          ¡Anda hombre! Eso sale solo, sé tú mismo nada más. (dijo Carmen animándolo)
-          Tampoco habrá mucho más que decirle, si te lo estaba dejando claro tronco.
-          Bien, iré a ver qué quiere.
Volvieron con los otros llevando las bebidas. Durante un rato vaciló Roberto sobre la chavala que tanto se fijó en él a lo largo de la noche, pero finalmente se decidió a hablar con ella. Lo que hablaron de oído a oído fue un misterio para los demás, pero pareció funcionar, al poco rato los dos salieron solos del local mientras Roberto, sonriente, les hacía un gesto de despedida con la mano.

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