Roberto se quitó de encima de Masha, lo había intentado, pero le costaba demasiado, el alcohol, el malestar y el recuerdo de su anterior novia no lo dejaban seguir. Masha acababa de conocerlo y sabía poco de sus pesares en aquel momento.
- ¿Qué haces? Sigue.
- No puedo, ya te lo avisé.
- ¿Es que no te gusto?
- No…no es eso.
- ¿Entonces qué te pasa?
- Pues mira lo dije antes de venirnos, que no era buena idea, pero te empeñaste.
- Si, la borrachera y el estómago… ¿y todavía no se te ha quitado?
- No, claro que no. Y también que hace poco rompí con mi novia y no estoy con ánimos. Además del sueño que tengo ya que es tarde.
- Está claro que es un mal momento, pero eso podemos solucionarlo. (afirmó ella levantándose de la cama)
- ¿Y dónde vas?
- A darte una cosa que te quitará todo el malestar y las penas.
- ¿No será cocaína?
- No, es otra cosa.(dijo rebuscando en su bolso)
- La verdad es que la última vez probé con cocaína y me espabiló mucho.
- Pues esto te va a espabilar más fuerte. (dijo sacando una bolsita con pastillas de su bolso)
- ¿Pastillas? ¿No será viagra?
- Que va, son pastillas de éxtasis. Esto te da un subidón que se te quita el sueño, el dolor y las penas en un segundo.
- Joder, eso tiene pinta de ser duro.
- Que no pasa nada, no seas cobarde, ya verás cómo te pone estupendamente.
- Pues no estoy yo muy seguro del todo.
- ¿No quieres rendir bien conmigo cariño?
- Hombre, claro, pero…
- ¿También te gusta el salvajismo?
- Por supuesto, te oí decírselo a tu amigo, conmigo no tendrás problema por eso.
- Si te gusta eso a un punto a tu favor.
- ¿No te gusto o qué?
- No, es decir, si, que me pareces atractiva, pero no es por eso. Es que no estoy de ánimo para esto.
- ¿de verdad que no es por mi?
- Que no mujer.
- ¿Seguro?
- Si.
- Pues toma una verás como eso te anima.(dijo sacando un par de pastillas de la bolsa)
- Bueno, a ver, dame una.
- Toma.
Masha le metió una en la boca a Roberto acariciándole los labios sensualmente y la otra se la comió ella. Roberto tenía claro que no era completamente por los achaques que le repetía a ella, estaba mintiendo, en realidad el problema mayor era que esa chica no le gustaba, pero no quería hacerla sentir mal por lo que le siguió el juego mientras pudo. Al rato la pastilla hizo efecto y sintió al una subida de ánimo y apetito sexual. Ella se lanzó contra él, agarrándose fuertemente clavando la uñas en su espalda, arañando, mordiendo… y él la siguió. Y así continuaron su coito agresivamente hasta tarde.
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