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22/01/11 04:50

Miriam y Roberto yacían tumbados en la cama, acariciándose el uno al otro. Abajo se oía aún el jaleo de la fiesta.
-          ¿Te ha gustado?
-          ¿Acaso no se ha notado?
-          Hombre, algo si…
-          ¿Es que no me has oído gemir?
-          Me parece si no fuera por la música te hubieran oído hasta los de la fiesta.
-          ¿Pues entonces para qué preguntas?
-          Es la costumbre. Es la pregunta que siempre hago.
-          Pues me ha encantado.
-          Vaya, es todo un alago. Y eso que últimamente he tenido algún problema con estas cosas…
-          Será porque no han sabido tocarte bien.
-          No creo, fue por mi estado de ánimo pienso yo.
-          Pues a mi hacen lo menos tres o cuatro años que no me lo hacen tan bien.
-          Vaya, muchas gracias, pero si llevas desde hace mas de tres o cuatro años haciéndolo… ¿Qué edad tienes?
-          Pues dieciséis, cumplo diecisiete este año.
-          Joder, pues has sido un tanto espabilada para tu edad.
-          ¿Cómo que espabilada?
-          Nada, que me parece que has sido un poco prematura para el sexo.
-          Supongo, ya llevo unos cuantos. Y a ti no se te da mal desde luego, tienes que tener experiencia también.
-          Sí, eso me dijo alguna que otra… pero yo tengo años como para habérmelo tomado con calma. Y, aunque se me diera bien, últimamente me faltaba seguridad.
-          ¿Por qué?
-          Pues que me mi novia me dejó hace poco.
-          El mío también a mí…bueno, más bien lo dejé yo a él.
-          ¿Y qué pasó?
-          Pues lo dejé porque es un idiota y un inútil.
-          Veo que no lo tienes en alta estima.
-          No, y mejor no me hagas hablar de él.
-          Vale. Pues cambio de tema… me sorprende que haya salido todo tan bien a pesar de la borrachera.
-          Eso es que sabemos darle bien cariño. (dijo ella besándole el cuello)
-          Eso será, no se me hubiera ocurrido que te gustaba tanto la sodomía.
-          Me encanta cariño, y me lo has hecho muy bien.
-          No es la primera vez claro…
-          Bueno ¿Y tú cuántos años tienes?
-          Yo…no sé si decírtelo.
-          No creo que pase nada.
-          Tengo treinta y dos.
-          ¡Anda ya! Estarás de broma.
-          Que sí mujer, que es verdad.
-          Vale, vale, me lo creo. Es que aparentas menos. Sabía que eras mayor que yo, pero pensaba que no tanto.
-          Es que afeitado gano juventud, pero tengo casi el doble de edad que tu. (dijo sonriente)
-          ¿Por eso eres el doble de bueno en la cama que los de mi edad?
-          Tiene gracia que digas eso
-          ¿Por qué? ¿Es que no es verdad?
-          No, no digo eso. Lo que tiene gracia es que yo he hecho un chiste parecido con mi amigo Rafa esta misma noche en la fiesta.
-          Estamos en la misma onda encanto.
-          Será por eso que ha salido bien la noche hoy.
-          Y no te preocupes hombre, si a mí me da igual la edad que tengas mientras lo pasemos bien.
-          Deduzco de ese comentario que querrás volver a quedar conmigo.
-          Pues claro, me ha gustado mucho.
-          Gracias por el cumplido. Creo que deberíamos volver a la fiesta.
-          Que se vayan a la mierda los de la fiesta, aquí estamos bien ¿no?
-          Sí, claro que sí.
-          Pues quedémonos un rato más y luego repetimos.
-          Vale, pero déjame descansar un poco.
Se quedaron así un rato, acurrucados, para seguir posteriormente con su diversión; haciendo caso omiso a la fiesta y sus integrantes, allí aislados en el cuarto sólo les importaba la lujuria y la pasión del momento.

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